El exterior de esta iglesia es muy sencillo y no da idea de las magníficas dimensiones del
interior: veinte pilares de planta octogonal, de 18 metros de altura y con una separación entre ellos de 13 metros, sirven de elementos de soporte de las bóvedas de crucería de la nave central y de las laterales, de idéntica altura. Este hecho, inédito en Europa, junto con la poca cantidad de pilares, otorga
al interior del recinto la sensación de que se trata de una sola nave de gran amplitud. Contribuye a ello también el hecho de que los pilares tienen sección octogonal, sin ninguna columnilla adosada.
Los muros perimetrales presentan, adosados a la parte exterior, un total de 16 contrafuertes; el
espacio entre ellos es aprovechado, en el interior, para situar las capillas laterales, nueve de las cuales se sitúan en la cabecera. En la fachada oeste se sitúan dos torres octogonales que hacen la función de campanarios.
Los muros laterales se encuentran segmentados por las vidrieras y por los numerosos contrafuertes.
Interiormente, el templo es de planta de salón, sin transepto, con tres naves de altura casi
idéntica, con deambulatorio en la cabecera, multiplicidad de capillas laterales –que aprovechan el
espacio entre los contrafuertes exteriores- y un número reducido de pilares.
La menor responsabilidad de los muros en las funciones sustentantes permite la inclusión de
grandes ventanales que segmentan los muros y que favorecen la creación de una atmósfera diáfana en
el interior del templo.
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