martes, 9 de marzo de 2010

GIACOMO DELLA PORTA

Della Porta nació en Porlezza, Lombardía. Educado según los consejos de Vignola, se establece en Roma y en la región del Lacio donde desarrolla la mayor parte de su actividad. Tan sólo abandonó la Ciudad Eterna entre 1565 y 1570 para establecerse en Génova. Allí trabajó en la iglesia de la Annunziata de los hermanos menores. Giacomo della Porta concluyó muchos de los trabajos que había iniciado Vignola, y en algunos de ellos Miguel Angel. Algunos ejemplos de ello son la escalinata del Capitolio o la fachada del palacio Senatorio. Su intervención en la basílica de San Pedro fue una de las creaciones más importantes de su trayectoria. Della Porta se encargó de concluir la cúpula de Miguel Angel. Aunque respetó el diseño inicial estilizó sus formas. Para Il Gesù realizó las capillas redondas de la Virgen y San Francisco, y también la fachada. Este templo fue diseñado por Vignola en respuesta a las necesidades propagandísticas de la iglesia, frente el avance el luteranismo. Della Porta se hizo cargo de su conclusión y modificó los planos de la fachada que dividió en dos partes y remató cada una de ellas con un frontón circular. También concluye la fachada de la iglesia de San Luigi dei Francesi y San Juan dei Fiorentini, entre otras obras religiosas. Dentro del género civil es autor de las residencias de Maffei, Aldobrandini y la plaza Campitelli. Como escultor ejecuta algunas fuentes para decorar la ciudad de Roma. Perteneció a la Academia di San Luca y fue arquitecto oficial de la Iglesia y la nobleza; y arquitecto jefe de la fábrica de San Pedro. Colaborador de Miguel Angel y alumno de Vignola, fue influenciado por ambos maestros. Después de 1563 trabajó sobre los planos de Miguel Angel para la reconstrucción de los espacios abiertos de la capital: en el Monte del Capitolo intervino en la fachada, y en las escalinatas del Palacio senatorial. Tras la muerte de Vignola en 1573, continuó la construcción de la iglesia del Gesú, y en 1584 modificó su fachada con su propio diseño. Desde 1573 lideró la reconstrucción de la Basílica de San Pedro, y posteriormente, en colaboración con Domenico Fontana , completó la cúpula (1588-1590).
Della Porta completó la mayoría de las fuentes romanas del Siglo XVI , incluyendo las de Neptuno y del Moro.
A Giacomo della Porta se le puede considerar como un directo continuador del Vignola (1507-1573), con el que colaboró como ayudante y con el que se formó como discípulo.


El Gesú fija el tipo de iglesia de la Contrarreforma, destinada esencialmente a la devoción colectiva y a la pedicación. La planta resulta de la yuxtaposición de un brazo longitudinal a un organismo central, aunque los brazos del transepto aparezcan reducidos, "atrofiados". La iglesia, encargada en 1568 por los jesuitas a Vignola, aparece como un organismo central comprimido en los lados hasta transformarse en una perspectiva en profundidad que se extiende, en la tribuna, a la perspectiva en altura de la cúpula. Seguidores de las directrices del Concilio de Trento, las órdenes religiosas como los jesuitas necesitan unos espacios en los que la participación de los fieles en la liturgia se pueda llevar a cabo sin elementos que desvíen su atención: y ello requiere un espacio unificado y unificador. El Gesú se convertirá en el modelo para todos los templos de la Compañía.
Vignola concibe una nave única cubierta con bóveda de cañón, de dieciocho metros de luz, con cuatro capillas intercomunicadas a cada lado, que permiten el paso desde la entrada hasta el presbiterio y la sacristía sin tener que pasar por el espacio ocupado por los fieles, y un transepto alineado con los muros exteriores de éstas. En el crucero, una cúpula impresionante ilumina el presbiterio y atrae el eje direccional de la nave. La bóveda de cañón se levanta sobre una cornisa que unifica el espacio desde la fachada hasta los soportes del crucero. Pilastras adosadas y arcos de medio punto dan paso a las capillas, que quedan en la penumbra, mientras que la nave se ilumina con las ventanas de los lunetos y la cúpula. Sobre las capillas, unas tribunas cerradas con celosías, permiten a la comunidad o autoridades seguir las celebraciones litúrgicas sin ser vistos. A su muerte (1573), Giacomo della Porta se hará cargo de la fachada de la iglesia (también se le encargará terminar la cúpula de San Pedro a la muerte de Miguel Angel).

Fachada de la Iglesia de Gesu
En la fachada de la iglesia de Gesú modificó los planos de su propio maestro Vignola, transformando el esquema manierista con un dinamismo y un sentido del claroscuro que denuncian la tendencia al Barroco. Los sencillos alerones del proyecto de Vignola se trocaron en unos potentes contrafuertes en S, con enroscadas volutas, que tienen un lejano precedente en la fachada de Santa María Novella de Alberti, en Florencia. Este tipo de alerones o contrafuertes se impondrá en las iglesias barrocas de dos órdenes. "Reduce la retirada de las alas laterales, encuadra los dos órdenes en una única superficie reforzada por pilastras llanas: allana, por tanto, el organismo plástico ideado por Vignola y transforma su estructura en un trazado casi gráfico apenas realzado por un débil claroscuro. Revoca, por tanto, la relación constructivas entre fachada y cuerpo del edificio, y pone a la fachada en relación fundamentalmente con la plaza. Como Zuccari en su tratado, considera la enseñanza miguelangelesca ante todo como una invitación a la pureza y a la severidad del diseño; se trata de una concepción limitadora, pero es la que elimina o atenúa la búsqueda de la monumentalidad, el interés por el edificio representativo, y contribuye a desarrollar la idea de una arquitectura que puede extenderse a la ciudad entera, hacer de ella la imagen noble y austera de toda una comunidad. (Argan,. G.C.(1987), ob., cit., pág. 254)
Trinità dei Monti
La primera parte de la iglesia fue construida entre 1502 y 1519 en estilo gótico; la parte más antigua, cubierta de bóvedas de crucería ojivales, está delimitada por una verja de bronce.
 
 
Trinità dei Monti
A la nave gótica se añadió, a mediados del siglo XVI, un nuevo edificio con una fachada adornada de dos campanarios simétricos, obra de Giacomo della Porta y Domenico Fontana. La iglesia fue consagrada en 1585 por Sixto V. En una de las primeras capillas Daniele da Volterra pintó en 1541 un célebre ciclo de frescos, entre los que se encuentra la bellísima Deposición, unánimemente considerada una de las obras maestras del Manierismo.

La Deposición de Daniele da Volterra
 La octava capilla derecha (cappella Massimo) conserva un ciclo de frescos de Perin del Vaga (Historia del Antiguo y del Nuevo Testamento; 1537), completado entre 1563 y 1589 por Taddeo y Federico Zuccari. En origen la iglesia conservaba también una pala de Jean Auguste Dominique Ingres. En el convento cabe destacar la Galleria prospettica, con frescos de Andrea Pozzo, con un singular ejemplo de anamorfosis; y la Stanza delle rovine, de finales del siglo XVIII, con frescos cuya sensibilidad apunta ya al Romanticismo, obra del artista francés Charles-Louis Clerisseau.

El área sobre la que fue edificada la iglesia fue donada por el rey de Francia Carlos VIII a la Orden de los Mínimos de San Francisco de Paula. Así, toda la zona de la Trinità dei Monti fue, a partir del siglo XVI, un área de influencia francesa. La celebérrima escalinata de la Piazza di Spagna, inaugurada por Benedicto XIII en 1725, fue realizada por Alessandro Specchi con financiación francesa, para celebrar la paz entre Francia y España, conectando así la plaza española (que debe su nombre a la embajada ibérica) con la iglesia francesa. A un lado de la escalinata se divisa la Villa Médicis, sede de la Academia Francesa en Roma. Los dos relojes de la iglesia señalan uno la hora de Roma, y otro la de París.
Delante de la Trinità dei Monti, a finales del siglo XVIII, el papa Pío VI hizo erigir el Obelisco Salustiano, el último de los grandes obeliscos alzados por la Roma papal, realizado en época romana imperial a imitación de los obeliscos egipcios

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