sábado, 2 de enero de 2010

Antonio Averlino, Antonio di Pietro Averlino o Antonio Averulino (FILARETE).

También se le conoce como Antonio Averlino, Antonio di Pietro Averlino o Antonio Averulino; y toma el nombre griego Filarete = Amigo de la Virtud.
Filarete», como es conocido universalmente, nació probablemente en Florencia y comenzó su carrera artística en la misma ciudad, seguramente en el taller de Lorenzo Ghiberti. El papa Eugenio IV le hizo su primer encargo como escultor, que le llevaría doce años: las puertas centrales de bronce para la Basílica de San Pedro. Lo llevó a cabo entre los años 1433 y 1445; en esta obra Filarete esperaba rivalizar con las grandes puertas de bronce de Ghiberti para el baptisterio de la catedral de Florencia. En el siglo siguiente, las puertas de Filarete se conservaron cuando se demolió la vieja basílica de San Pedro y se reinstalaron en la nueva.
Luego recibiría encargos para mansiones en Florencia (1448) y Venecia de parte de personajes tan renombrados como Pedro de Cosme de Médici.
Dejó Roma para trabajar para Francesco Sforza en Milán. Allí construyó el Ospedale Maggiore (alrededor de 1456), que fue planeado racionalmente como una cruz dentro de un cuadrado, con la iglesia del hospital, de planta central, en el centro del plano. Las secciones originales que han sobrevivido de la estructura, muy reformada, muestran el detalle gótico de las tradiciones artesanales del Quattrocento milanés chocando con el diseño de Filarete all' antica (Murray 1963). También trabajó en el Castillo Sforzesco, y en la catedral de Milán. Filarete fue decisivo en el proyecto urbanístico desarrollado en Milán, plan que buscaba modificar el carácter medieval de dicha ciudad. Este plan y su Trattato d'architettura (Tratado de arquitectura) en 25 volúmenes, ratifican su importancia dentro de los arquitectos del renacimiento.
Dicho Trattato d'architettura lo acabó en torno a 1465; tuvo una amplia divulgación en manuscrito. Un manuscrito profusamente ilustrado del Trattato, el Codex Magliabechiano, de hacia 1465, dedicado a Pedro de Médicis y conservado en Florencia, sugiere que Filarete había perdido el favor en Milán poco después de completar este Trattato. El estilo que Filarete llamaba el «bárbaro estilo moderno», que instaba a los lectores a que abandonasen, es el estilo gótico del Norte de Italia. Gran parte de este tratado, en el que favoreció la forma de un diálogo — aquí entre el mecenas y su arquitecto— es un relato detallado de una ciudad imaginaria y en cierto modo mágica, Sforzinda, bautizada así en honor del mecenas de Filarete.
La ciudad debía surgir en un lugar ideal, el valle del Indo, atravesada por un curso de agua y al reparo de los vientos. La construcción de toda ella viene planificada con los tiempos de trabajo, los materiales necesarios, y la gente a emplear (12.000 maestros, y 84.000 obreros).
La fecha de inicio de los trabajos está establecida por un astrólogo y su planta estelar deriva probablemente de motivaciones de orden cósmico-geográfico, pero también de problemas relacionados con la mejor defensa de la ciudad.  La planta presenta un esquema urbano de tipo radial. La forma es una estrella, generada por la intersección de dos cuadrantes rotados 45º, e inscripta dentro de un círculo: en las ocho puntas de esta figura se ponen otras tantas torres y en las intersecciones entrantes ocho puertas, de las cuales ocho calles radiocéntricas conducen a la plaza central porticada, de forma rectangular, sobre la cual están los edificios destinados a las funciones cívicas mas importantes. Es decir, los espacios para las actividades gobernativas, administrativas, religiosas y económicas.
El proyecto entero es informado bajo la forma de un diálogo entre el príncipe Francesco Sforza, del cual deriva el nombre de la ciudad, y el proyectista Antonio Averulino (llamado Filarete) en el código Magliabechiano, publicado por primera vez por W. von Ottigen en el "Tractatus", en 1894.
A lo largo de las calles se abren ocho plazas, junto a un recorrido circular concéntrico, que hospedan mercados especializados (en los cuales hacia oriente y occidente, paja y leña, al norte aceite y otras cosas, al sur grano y vino; y en cada una, según la necesidad, habrían ventas de carne y actividades varias). Otras calles radiocéntricas unen la plaza central con las torres, y sobre estas se encuentran otras plazas, en las cuales serían colocadas las iglesias parroquiales y los conventos.Las calles radiales que conducen a las plazas de mercado están costeadas por un sistema de canales unidos al río externo, que después se unen en un anillo alrededor de la plaza central: la función de estas "vías de agua" es permitir el transporte de las mercancías de un modo económico.
Una idea, esta, ciertamente tomada de Venecia y que será desarrollada mas tarde por Leonardo Da Vinci.
La plaza central es un rectángulo con una relación entre los lados de 1:2 (150 brazas por 300). En torno a este espacio mayor, en cuyos extremos surgen el palacio del príncipe y la catedral con el obispo, se abren dos plazas menores sobre las cuales están los otros edificios públicos: el ayuntamiento, el palacio del alcalde, el del capitán, la prisión, la aduana, la casa de la moneda, el matadero, baños públicos, posadas y la casa de citas: además las dos plazas hospedan respectivamente el mercado de los géneros alimentarios y el de las otras mercancías.
El tratado prosigue con una descripción analítica de los edificios principales, que están ilustrados, en la versión del código Magliabechiano de Florencia, con fantásticos diseños autógrafos: una torre de 20 pisos, que surgiría en el centro de la plaza, en lo alto de la cual "se verá todo el país"; la catedral, una planta cuadrada con cuatro campanarios en los ángulos y una cúpula en el centro; el hospital, que retoma el modelo del Hospital Mayor de Milán proyectado por el mismo Filarete.
Por las problemáticas afrontadas con un cierto detalle, si bien en pasos del tratado no correspondientes a desarrollos concretos y posibles, Sforzinda parece un punto de encuentro entre una ciudad ideal y una ciudad real.
Es tal vez la primera vez que se habla en términos de zonas especializadas de desarrollo de ciertas actividades; se toman en consideración orientación y vientos dominantes; se diferencian flujos de tráfico con el uso de los cursos de agua especializados por el tráfico mercantil dispuesto paralelamente a las calles trazadas sobre el terreno; están teorizadas, si bien no resueltas científicamente, soluciones de ingeniería antisísmica para las construcciones de importancia pública; se predispone una distribución de los servicios principales de la ciudad para un mejor servicio al ciudadano.
De la descripción de la obra, de las intenciones proyectadas, Sforzinda, mas que un ciudad del sueño o "ideal", aparece como una metáfora de la ciudad dentro de la cual leer indicaciones concretas para la planificación urbana y territorial. La ciudad debía surgir en un lugar ideal, el valle del Indo, atravesada por un curso de agua y al reparo de los vientos. La construcción de toda ella viene planificada con los tiempos de trabajo, los materiales necesarios, y la gente a emplear (12.000 maestros, y 84.000 obreros).
La fecha de inicio de los trabajos está establecida por un astrólogo y su planta estelar deriva probablemente de motivaciones de orden cósmico-geográfico, pero también de problemas relacionados con la mejor defensa de la ciudad.
La planta presenta un esquema urbano de tipo radial. La forma es una estrella, generada por la intersección de dos cuadrantes rotados 45º, e inscripta dentro de un círculo: en las ocho puntas de esta figura se ponen otras tantas torres y en las intersecciones entrantes ocho puertas, de las cuales ocho calles radiocéntricas conducen a la plaza central porticada, de forma rectangular, sobre la cual están los edificios destinados a las funciones cívicas mas importantes. Es decir, los espacios para las actividades gobernativas, administrativas, religiosas y económicas.
El proyecto entero es informado bajo la forma de un diálogo entre el príncipe Francesco Sforza, del cual deriva el nombre de la ciudad, y el proyectista Antonio Averulino (llamado Filarete) en el código Magliabechiano, publicado por primera vez por W. von Ottigen en el "Tractatus", en 1894.
A lo largo de las calles se abren ocho plazas, junto a un recorrido circular concéntrico, que hospedan mercados especializados (en los cuales hacia oriente y occidente, paja y leña, al norte aceite y otras cosas, al sur grano y vino; y en cada una, según la necesidad, habrían ventas de carne y actividades varias). Otras calles radiocéntricas unen la plaza central con las torres, y sobre estas se encuentran otras plazas, en las cuales serían colocadas las iglesias parroquiales y los conventos.
Las calles radiales que conducen a las plazas de mercado están costeadas por un sistema de canales unidos al río externo, que después se unen en un anillo alrededor de la plaza central: la función de estas "vías de agua" es permitir el transporte de las mercancías de un modo económico.
Una idea, esta, ciertamente tomada de Venecia y que será desarrollada mas tarde por Leonardo Da Vinci.
La plaza central es un rectángulo con una relación entre los lados de 1:2 (150 brazas por 300). En torno a este espacio mayor, en cuyos extremos surgen el palacio del príncipe y la catedral con el obispo, se abren dos plazas menores sobre las cuales están los otros edificios públicos: el ayuntamiento, el palacio del alcalde, el del capitán, la prisión, la aduana, la casa de la moneda, el matadero, baños públicos, posadas y la casa de citas: además las dos plazas hospedan respectivamente el mercado de los géneros alimentarios y el de las otras mercancías.
El tratado prosigue con una descripción analítica de los edificios principales, que están ilustrados, en la versión del código Magliabechiano de Florencia, con fantásticos diseños autógrafos: una torre de 20 pisos, que surgiría en el centro de la plaza, en lo alto de la cual "se verá todo el país"; la catedral, una planta cuadrada con cuatro campanarios en los ángulos y una cúpula en el centro; el hospital, que retoma el modelo del Hospital Mayor de Milán proyectado por el mismo Filarete.
Por las problemáticas afrontadas con un cierto detalle, si bien en pasos del tratado no correspondientes a desarrollos concretos y posibles, Sforzinda parece un punto de encuentro entre una ciudad ideal y una ciudad real.
Es tal vez la primera vez que se habla en términos de zonas especializadas de desarrollo de ciertas actividades; se toman en consideración orientación y vientos dominantes; se diferencian flujos de tráfico con el uso de los cursos de agua especializados por el tráfico mercantil dispuesto paralelamente a las calles trazadas sobre el terreno; están teorizadas, si bien no resueltas científicamente, soluciones de ingeniería antisísmica para las construcciones de importancia pública; se predispone una distribución de los servicios principales de la ciudad para un mejor servicio al ciudadano.
De la descripción de la obra, de las intenciones proyectadas, Sforzinda, mas que un ciudad del sueño o "ideal", aparece como una metáfora de la ciudad dentro de la cual leer indicaciones concretas para la planificación urbana y territorial.




Se le ha mencionado como uno de los posibles autores del Manuscrito Voynich.

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