miércoles, 16 de noviembre de 2011

La basílica de Santa Sofía de Constantinopla.



Obra de época de Justiano, entre 532-537. Sus arquitectos son Antemio de Tralles, autor del proyecto e Isidoro de Mileto, encargado de las obras.
Para realizar su comentario la podemos dividir en dos partes: la exterior y la interior.
En el exterior, encontramos el desarrollo de una planta que es una fusión entre el modelo basilical occidental y el modelo centralizado oriental que dio como resultado una planta de cruz griega, que a su vez engloba y configura una planta de tres naves coronada por tribunas.
La gran cúpula central se sostiene sobre dos medias cúpulas de gran tamaño. Ademas éstas últimas a su vez descansan sobre otras dos más pequeñas situadas en los ángulos. Esta multiplicación de cúpulas crea un novedoso sistema de soportes encadenados que se reparten el peso de la gran cúpula central y supone un rasgo definitorio de la arquitectura bizantina. Las naves laterales, divididas en dos pisos, se cubren de bóvedas de arista y se separan de la nave central por arquearías de medio punto que se asientan sobre
Planta de Santa Sofia
Su interior destaca por su gran espacio vacio, fruto de la concepción de la luz como un elemento integrador y a la que contribuyen los abundantes vanos que se abren en los muros por encima de las tribunas y en los nichos de las cúpulas, gira en torno a la espectacular cúpula central cuyo sistema de soportes, que le hace dar la sensación de estar suspendida en el aire, facilita también la presencia de numerosas ventanas en su base. Para la decoración se usan mármoles policromos y  mosaicos que aumentan la grandiosidad del edificio.
Santa Sofia 

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