El Tenebrismo es la corriente pictórica más importante del Barroco Italiano en el siglo XVII. Y su representante más importante fue Caravaggio.
La denominación Tenebrismo proviene del hecho de que Caravaggio pinta en un sótano a oscuras enfocando la escena con una luz intensa y direccional. Todo ello provoca un contraste brutal entre la luz y la sombra. La luz se utiliza para definir mejor las formas y las calidades, pero también para acentuar el dramatismo de los gestos y las expresiones. Además usa la luz como un elemento compositivo alumbrando más intensamente lo principal y dejando en sombra lo secundario. Además, utiliza sistemáticamente las diagonales lumínicas como líneas compositivas.
Su arte esta en la línea de las ideas de la Contrarreforma. Así sus escenas religiosas son de una gran verosimilitud. A pesar de ello, Caravaggio no tuvo mucho éxito en su época, sobre todo por la insistencia en escoger modelos vulgares y por sacrificar todo a la verosimilitud y al realismo. Caravaggio es contrario al idealismo renacentista, hasta tal punto que para representar a la Virgen muerta toma como modelo el cadáver de una mujer ahogada. Esto tampoco gusta a las autoridades religiosas.
Su arte esta en la línea de las ideas de la Contrarreforma. Así sus escenas religiosas son de una gran verosimilitud. A pesar de ello, Caravaggio no tuvo mucho éxito en su época, sobre todo por la insistencia en escoger modelos vulgares y por sacrificar todo a la verosimilitud y al realismo. Caravaggio es contrario al idealismo renacentista, hasta tal punto que para representar a la Virgen muerta toma como modelo el cadáver de una mujer ahogada. Esto tampoco gusta a las autoridades religiosas.
El Tenebrismo italiano influye en los principales pintores del Barroco Español (Ribera, Zurbarán, Velázquez joven), Francés (hermanos Le Nain, Georges La Tour), y de los Países Bajos (Rembrandt), y se convirtió en una de las aportaciones más características y singulares del Barroco.
Entre las obras de Caravaggio destacamos:

La Conversión de San Pablo (1601) muestra el momento en que un rayo derriba a San Pablo de su caballo y le deja ciego frente a las puertas de Damasco, él oye desde las tinieblas de su ceguera la voz de Dios: "Saulo, ¿por qué me persigues?". La forma de representar la escena se parece a las obras manieristas al agolparse los personajes en el primer plano. Nuevamente dos diagonales (el cuerpo de San Pablo y el caballo) forman las líneas de la composición, y aparecen los tipos vulgares propios de Caravaggio. En la época debió parecer muy irreverente centrar toda la atención en el caballo y representar a San Pablo caído en el suelo en el margen inferior del cuadro en un marcado escorzo, sin embargo, es muy original y realista.
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