jueves, 27 de mayo de 2010

RODIN

François-Auguste-René Rodin nació en París el año 1840. Educado en la Escuela de Artes Decorativas de París, un ámbito no sólo ajeno al de las bellas artes, sino además menospreciado por éstas, Rodin dedicó gran parte de su juventud a acumular conocimientos sobre anatomía que en más de una oportunidad le valieron la envidia y el descontento de los escultores reconocidos como tales por la Academia de Bellas Artes de París. Célebre fue el escándalo en torno a su escultura La edad de bronce (1875), de la cual se dijo que, debido a su perfección, los moldes habían sido sacados directamente del cuerpo del modelo y no de una arcilla hecha por el artista, como se debe hacer en el método del vaciado en Bronce: tal acusación era deshonrosa para cualquier escultor y Rodin, contando con la ayuda de amistades influyentes como el pintor y escultor impresionista Edgar Degas, logró salir de la disputa no sólo victorioso, sino que además con una fama que lo puso inmediatamente entre los artistas más importantes de París.

Con posterioridad a este escándalo, su escultura se dividió en dos líneas distintas: la primera, a la cual denominó "alimentaria", era la escultura decorativa de la cual vivía y, como su nombre indica, se alimentaba a sí mismo y a sus amantes, entre las cuales se contó su amiga y ayudante la escultora Camille Claudel; la segunda, más popular y transgresora, es conocida como su obra pura y trascendente en la historia del arte occidental.
Pertenecientes a esta última línea de trabajo, podemos encontrar sus monumentos y encargos más importantes, tales como Los burgueses de Calais (1884) y el célebre Monumento a Balzac (1897), famoso debido a la revolución de la escultura en el espacio público generada por su elaboración. Para Rodin el artista no debía ser un esclavo del modelo, al contrario: era el artista el que escogía, con su propio ojo y sensibilidad, el objeto a representar y por medio de su imaginación era capaz de modificarlo para crear así una imagen totalmente nueva a los ojos del mundo. Es por esto que, en una mirada anatómicamente estricta, podría decirse que las figuras que construye carecen de una lógica en cuanto a las proporciones, pues las proporciones son dadas por las exigencias del sentimiento que se ha querido plasmar y no por reglas biológicas. Rodin había estudiado la anatomía no para ser dominado por ella, sino para usar el cuerpo humano como una herramienta de expresión de la psicología y los sentimientos humanos.
Estas ideas las podemos ver plasmadas en su obra más importante, Las Puertas del Infierno (1880-1917), para las que en un comienzo fueron pensadas las figuras El pensador (Le Penseur), El beso (Le Baiser) y Dánae. Estas puertas, originalmente hechas para un supuesto museo de artes decorativas de París que nunca fue creado, tienen como tema el Infierno de Dante Alighieri, y en ellas Rodin plasma algunos pasajes de este libro usando como narración los cuerpos de los personajes involucrados. La figura central, El pensador, es un retrato del Poeta Dante, el cual se ve afectado por lo que está viendo (frisos con las figuras pecadoras bajo él) e influenciado por las fuerzas divinas que anuncian la desgracia sobre su cabeza (tres sombras o retrato triple de Adán). Los historiadores del Arte también coinciden en esta escultura a la propia figura de Rodin: un hombre que se aterra frente al mundo en el cual le toca vivir, en el que la tecnología da paso a milagros como el cine, y está justo en el centro, donde debe elegir entre enmarcarse en la tradición o revolucionar las artes escultórica.
El proceso por el cual están hechas sus esculturas es el vaciado, y aunque en la actualidad conocemos estas piezas trabajadas en bronce, en su época Rodin elaboraba estas piezas en yeso: vaciaba el yeso, material usado como borrador y desechado por los escultores, como una manera de criticar al circuito del arte y a la escultura en mármol (blanco igual que el yeso, pero infinitamente más costoso), reconocida como la única oficial. Su mensaje era claro: la imagen es superior al material con el que está construido.

El Pensador: símbolo de la escultura de Rodín. Aglutina todas las características del autor. La escultura llega a traspasar su sentido literario (ya que en su origen es el retrato del poeta Dante que se ve afectado por todo lo que está viendo –en las puertas–), y ahora con la escultura a grandes dimensiones adquiere un significado totalmente diferente, trata de expresar algo más universal y que se identificará con el destino del hombre. Se trata de un hombre sentado, reclinado, con la cabeza ladeada hacia abajo, en una postura de pensamiento, pasividad, soledad, preocupación, etc. Para ello, Rodin se inspirará en obras ya existentes (como el Moisés o la Tumba de Lorenzo de Médici de Miguel Ángel) clásica, renacentista. Por una parte vemos una posición descuidada, hay como un giro de las piernas casual, como si se sentara a pensar. Pero Rodin va más allá de la representación idealizada de una persona para transmitirnos sentimientos, algo más universal y profundo (soledad, preocupación del hombre por el devenir del ser humano,…) toda una carga psicológica importante. El Pensador está fundido en bronce.


 
  • El beso: también representada en Las Puertas del Infierno. Es importante el movimiento de las obras de Rodin, los diferentes ángulos y puntos de vista que nos ofrecen nuevos detalles, más información sobre la obra (por un lado parece que se besan, por el otro no). Uno de los métodos de Rodin era llevar modelos desnudos a su taller y hacerles girar y moverse para encontrar la postura ideal que le inspirase. También serán importantes las obras inacabadas, la sensación de dinamismo, de que todo es cambiante, de que la obra no es igual según el lugar desde donde sea apreciada, el ritmo de la composición (formada con las posturas, los brazos, cómo éstos se entrelazan, etc.)
  • Las Tres Sombras: éstas se encuentran en la parte superior de las puertas. Se trata de tres figuras que en realidad son la misma pero expuestas en diferentes ángulos alrededor de un punto concreto.
  • Los Burgueses de Calais: se trata de un encargo que representa una hazaña heroica de un conjunto de personas de la ciudad de Calais, que se opone a la ocupación de ésta. Rodin hará una escultura en un podio bajo, a ras del suelo (para que la gente pueda contemplarla mejor). Son un conjunto de seis personas, prácticamente individualizadas debido a la vestimenta, el rostro, su expresión, el gesto de las manos, etc. El tratado es individualizado, sin embargo, las personas se interrelacionan con el movimiento lo que la hace ser considerada como una composición conjunta. La expresividad es una de las características más destacables de Rodin, sentimientos de angustia, orgullo, dolor, en fin, diferentes expresiones según la cara de la figura de la que estemos hablando. Según el punto de vista, tendremos una sensación diferente de la figura.

 

 
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