viernes, 18 de diciembre de 2009

ARTE ABBÁSIDA.

El arte Abbasida
Urbanismo
Los Abásidas dan un fuerte impulso a dos ciudades: Bagdad y Samarra, ambas en el actual Iraq. Bagdad se crea prácticamente desde cero, como una ciudad completamente nueva. Actualmente, únicamente se conoce a esta Bagdad antigua a través de los textos, ya que se encuentra bajo la ciudad moderna, lo que hace casi imposible la realización de excavaciones arqueológicas. Se sabe sin embargo que se trataba de una ciudad circular, en la que únicamente residían el califa y sus allegados, al igual que una guarnición militar, mientras que la población en general residía extramuros de la ciudad. En el centro de la ciudad se hallaban en Palacio califal, la mezquita de al-Mansur y los alojamientos para la tropa, a la vez que la muralla contaba con un sistema de fortificaciones fuera de lo común.
Samarra tomó el relevo de Bagdad en los momentos en que los Califas quisieron acercarse a la población de sus dominios. Se trata de un yacimiento inmenso, hoy en un estado de completa ruina, en el que se multiplicaron los palacios edificados con ladrillos.
Arquitectura
La ciudad de Samarra contaba con dos mezquitas: la mezquita de Abu Dulaf y la Gran Mezquita de Samarra. Ambos edificios están hoy en día en muy mal estado de conservación, pero presentan una interesante característica común: poseen un minarete helicoidal. Sólo se conoce esta misma característica en otro caso, en Egipto, en un monumento de este mismo período: la mezquita de Ibn Tulun. Esta última mezquita, de planta árabe pero que comprende también una ziyada, es decir, una muralla doble, es no obstante mucho menos imponente que las mezquitas de Samarra.

Samarra, la ciudad palatina que los abbasíes fundaron en el año 836, tras el abandono de Bagdad, unos 120 km aguas arriba del Tigris, tiene una de las mezquitas más impresionantes. La Gran Mezquita fue edificada entre los años 848 y 852 por el califa al-Mutawakkil; se trataba del espacio más grande para la oración del mundo islámico. Era un recinto jalonado por 44 torres semicirculares, aportando a la mezquita un aspecto de fortaleza. Dos amplias vallas constituían la ziyada, con el objetivo de aislar la sala de oración del ruido urbano. Esta sala de oración estaba formada por 25 naves transversales a la quibla, mientras el patio tiene anchos pórticos alrededor. El minarete helicoidal se ubicaba en la zona norte. Estaba hecha en ladrillo cocido, un gran lujo respecto a los palacios.
Otro monumento importante es la mezquita de Qayrawan, en el Maghreb, concretamente en el actual Túnez. El alminar ha sufrido una evolución independiente, cambiando de forma, altura, posición y número, aunque alguno de sus rasgos ha permanecido inalterable, como es el sentido de subida de su escalera, que es a izquierdas. El más monumental y más antiguo de los modelos (exceptuando el omeya de Qasr al-Hair al-Sarqui, datado en el 728) es el de Qayrawan, cuyo aspecto actual responde a la reconstrucción que se realizó en el año 836. Los normales fueron modestas torres de dos cuerpos, de los que el inferior, pese a estar decorado sumariamente en todas sus caras, sólo tenía ventanas practicables en la parte del patio, para que el almuédano no fisgara en las casas colindantes; la escalera desembocaba en una terracilla, bajo la cúpula del segundo cuerpo. El de Qayrawan presenta tres niveles que van disminuyendo de manera progresiva, coronándose con una cúpula de gajos. Este esquema parece derivar de los antiguos faros y se extenderá por todo el Magreb y la península Ibérica, desde la Koutoubia de Marraquech a la Giralda sevillana.
Siempre de planta árabe, posee el más antiguo minbar (púlpito) conservado, y su mirhab es de una particular belleza, estando decorado con losas de brillo metálico.
La decoración de la arquitectura abásida consiste principalmente en estucado. Los arqueólogos distinguen tres estilos, a los que denominan A, B y C. Hay que destacar que los tres estilos tienen importancia destacada también por su influencia en otras artes menores, especialmente en la relativa a los trabajos en madera. La madera se emplea mucho, especialmente en Egipto, y las decoraciones estructurales fabricadas en dicho material retoman los motivos de los estucos de Samarra.

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